Cada año en Rosh Hashaná, conforme la fecha que se alinea con aquel momento único de creación de la Humanidad, se nos renueva la oportunidad de elevarnos para crear algo nuevo. De ahí que la energía que nos es brindada constituye la clave para desarrollar la fuerza, la inspiración y el coraje necesarios para el resto de nuestro año.
El desarrollo de cualquier proceso está determinado por su comienzo. Ha’kol holej ajar ha’rosh, «todo andará detrás del comienzo». De este modo, los comienzos nos constituyen en aquello que vendrá.
Como en toda concepción, los diez días siguientes a Rosh Hashaná son su período de gestación. Por esta razón, se trata de los días más decisivos para el resto del año, porque dependerá de ese propósito y la visualización para actuar, lo que el año nos deparará.
El primer Rosh Hashaná que existió fue el día de la creación del ser humano. Esta es la razón por la que este día siempre conserva la capacidad para re-crear al hombre. Por eso, cuando decidimos revaluar nuestra personalidad e inspirarnos para vivir el año que se inicia mejorando nuestro ser, estamos utilizando la energía trascendental de la Creación.
Se afirma que Adam fue creado en el mismo sitio que más tarde sería el mizbéaj (altar) del Templo. Adam mi’makom kaparató nibrá -«Adam fue creado del lugar mismo de su expiación».
Su primer instante de vida se formó de polvo reunido de todas las regiones de la Tierra, el cual fue concentrado en el punto que posteriormente se convertiría en el sitio donde se ofrecerían las ofrendas, alabando, agradeciendo, pidiendo y disculpándonos.
De allí que en la liturgia busque describir ese proceso en el orden de las tefilot que compartiremos y caracterizan a este jag. Maljuyot (soberanía) y Zijronot (remembranza), y Shofarot (toque del shofar).
Maljuyot representa el esfuerzo por renovarnos, reconocernos en humildes ante Su presencia y afirmando Su dominio absoluto y primordial. Concientizarnos de esto es fundamental en Rosh Hashaná, y requiere ahondar en el nivel más profundo de voluntad y deseo, aceptación y respeto.
Zijronot representa la idea de recordar con profundidad espiritual el origen del mundo, de nuestro pueblo judío y nuestro destino. Es ingresar en nuestra memoria personal activando la introspección. ¿Quién soy? ¿Qué hice con lo que soy? ¿Cómo embellecer lo que soy? Ser memorioso es necesario en Rosh Hashaná.
Shofarot (toque del shofar) representa el acto de llegar hasta el corazón, llegar hasta la raíz de la neshamá (alma). La bendición que pronunciamos al oír el shofar es lishmoa kol shofar -«escuchar la voz del shofar».
La esencia del shofar radica en que tiene voz, pero no palabras. Los sabios cabalistas explican que la voz es la raíz del habla y contiene mucho más que las palabras individuales, que son finitas y limitadas. Las palabras pueden transmitir información, pero la voz transmite a la persona misma. Su esencia. El shofar es sonido puro, estremecimiento puro, y es por esta razón que abre nuestra alma.
La tradición nos interpela en este día a escuchar el shofar “de afuera” y aquel que suena dentro nuestro. Ése es el hálito Divino dando vida al Ser Humano. Ése el hálito Divino brindándonos la oportunidad de renovarnos y ser nuestra mejor versión… ¡no nos perdamos la oportunidad!
Les deseo una búsqueda interna, íntima y personal, sincera; sin obstáculos y con éxito en la tarea. Ésa brindará la fuerza, las energías y la luz para transitar el año que se inicia con conciencia plena de nuestros desafíos. Por un año de bendiciones, sonrisas, momentos de plenitud, salud y paz.
¡Tizkú LeShanim Rabot!
¡Sean merecedores de muchos años más!
Rab Sarina Vitas