En una de sus presentaciones como artista de “stand-up”, el comediante británico Ashley Blaker cuenta acerca de esos judíos que van a la sinagoga solo dos veces al año, en Rosh Hashaná y en Iom Kipur, y luego agrega: “Si querés ir al “shil” dos veces al año, ¡distribuilo mejor! ¡Entre Rosh Hashaná y Iom Kipur hay apenas ocho días de diferencia! Además, son servicios muy largos y difíciles. Por eso, si yo fuera al templo dos veces al año, iría para Purim y Simjá Torá. Iría a los servicios divertidos”.
Obviamente, esta observación está hecha con un tono burlón. Pero no cabe duda de que quienes asisten con poca frecuencia, captarán en el templo un clima muy diferente en Purim que en Rosh Hashaná. Y también es verdad que el servicio de Purim tiene el potencial para transmitir el poderoso mensaje de alegría que celebramos en dicha festividad.
En una de las páginas del Talmud, en Megillah 5a-b, se analiza el significado de una frase del Rab Elazar, quien habló en nombre de Rab Janina, acerca de Rab Yehuda HaNassi, también conocido como Rebbi, quien dijo: רבי נטע נטיעה בפורים – “Rebbi plantó el brote de una planta en Purim”.
Resulta significativo que existan diversas formas de entender esta afirmación. Una de ellas es la que, a partir de dicha frase, relaciona el 17 de Tamuz con el 9 de Av. En este sentido, vale la pena echar una mirada al libro recientemente publicado por Dov Zakheim: “El príncipe y los emperadores: la vida y época de Rab Judah, el príncipe” (pág. 261-271).
Sin embargo, quisiera analizar esta enseñanza a la luz de otra afirmación que aparece en la misma página del Talmud: רבי נטיעה של שמחה נטע. Dicha frase, traducida literalmente dice: “Rebbi plantó el brote de una planta con el fin de traer alegría [en Purim]”. Pero también puede interpretarse como “Rebbi plantó un brote de alegría [en Purim]”, y la razón de ello fue, como se menciona más arriba, porque el servicio de Purim tiene un gran potencial para transmitir un mensaje poderoso de alegría.
Como podrán observar, utilizo la palabra “potencial”. Es verdad, casi todos los servicios de Purim son alegres, con la lectura de la Meguilá, el ruido que se debe hacer durante dicha lectura y la gente disfrazada. Al mismo tiempo, en muchas celebraciones de Purim lamentablemente se hace una errónea lectura de la Guemará, que fácilmente se interpreta como un permiso para embriagarse. La simjá que celebramos en Purim no es la de una borrachera. Por el contrario, es una alegría tal que nos permite distinguir lo bueno de lo malo, hacer las paces con los desafíos que debemos enfrentar en nuestra vida y superar los sentimientos de estrés y preocupación. Por otro lado, la simjá que nos llega en Purim no debería finalizar al día siguiente de Purim, sino que debería acompañarnos el resto del año.
Con esto en mente, imaginen un servicio de Purim en el cual no solo se lea la Meguilá, se haga ruido y se asista al templo vestidos con disfraces, sino uno que ofrezca a los asistentes la sabiduría y las herramientas necesarias para llevar la simjá más allá de Purim. Sería entonces un servicio divertido, pero al mismo tiempo uno que de manera consciente “plante brotes de alegría” en los corazones y las mentes de todos.
Creo que esto es lo que Purim puede y quizás debería lograr. En mi opinión tiene el potencial de transformar el ritual de la lectura de la Meguilá en un taller de simjá que inspire a quienes estén allí presentes y logre que la alegría de Purim, como un retoño recién plantado, continúe creciendo.
FUENTE:
Rab. Johnny Solomon – The Virtual Rabbi
https://www.facebook.com/search/top/?q=JOHNNY%20SOLOMON
18 de diciembre de 2021